miércoles, 5 de enero de 2011

La ley anti-tabaco

 Yo soy FUMADORA PASIVA y, cuando entro en un bar o en un restaurante, fumo los cigarrillos de seis en seis o de ocho en ocho. Pero somos un país inmanejable, y no importa que los demás países tengan leyes anti-tabaco y las cumplan: en esta país, donde padres jóvenes con niños recién nacidos, les tiran el humo a la cara, va a ser muy difícil que cumplamos la ley.
 En este país los fumadores campan a sus anchas y de nada valen  los estudios científicos que han demostrado por activa y pasiva que el cigarro mata. Pero, vamos a ver,  si incluso las compañías de tabaco -que han perdido parte de sus ganancias- han tenido que rendirse a lo que es evidente. En EEUU esas compañías donan muchos millones de dólares para fines benéficos y han tenido denuncias millonarias que han tenido que pagar religiosamente. Aquí no pasa nada de eso: Spain is different y  nos faltan años para conseguir ser un país solidario y cívico. Dos últimas pinceladas: (a) Es realmente raro que alguien te pregunte: ¿te importa si fumo? Si la respuesta es :"sí, mi importa, agradecería que no lo hicieras", te mira con una desfachatez que te está diciendo que pocas veces más compartirá contigo mesa, café o charla, (b) por razones serias de salud tuve que ir al médico que se negaba a tratarme porque él no trataba a pacientes fumadores.Tuve que firmar un documento en el que especificaba que mis pulmones maltrechos se debían al humo de los demás y que, aunque evitaba los lugares públicos y me tomaba los cafés a la velocidad del rayo, con los años el humo había ido haciendo su labor.
La libertad de uno empieza donde termina la del otro y pienso que nadie puede atentar contra mi salud porque no es ético. Yo no atento contra la de los fumadores, luego no hay reciprocidad.

Si la ley anti-tabaco se cumple, me reconciliaré con este país, España, donde cada uno hace lo que le da la real gana.

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