sábado, 28 de mayo de 2011

Leonora Carrington falleció en México

Para algunos blogueros con Blog propio y que os dedicáis a copiar y reproducir Blogs sin quitar ni una coma, gracias por NO copiar esta entrada al pie de la letra.
Ha muerto Leonora Carrington. Lo ha hecho pocos meses después de que Elena Poniatowska contribuyera a difundir su figura y su arte con una biografía novelada, "Leonora". La muerte de la pintora y escultora británico-mexicana Leonora Carrington, supone el fin de una etapa brillante dentro del movimiento surrealista. "Con ella muere una leyenda y una época del arte que, sin sus sueños y sus emociones, es una llama extinta", aseguró el periodista y escritor mexicano, Homero Aridjis. Leonora Carrington falleció el 25 de mayo, 2011, a los 94 años en la ciudad de México.

Carrington tenía un concepción de la muerte bastante sarcástica:

En una entrevista con Lourdes Andrade, la periodista le preguntó su opinión sobre el suicidio de Wolfgang Paalen (pintor y teórico surrealista austriaco-mexicano). Carrington contestó: “Me desconcierta la falta de curiosidad ante el espectáculo de la vida. Finalmente pasamos más tiempo muertos que vivos, hay que aprovechar, ¿no crees?”

“No me gustaría morirme de ninguna manera, pero si llego a hacerlo algún día, que sea a los 500 años de edad y por evaporación lenta”, le había dicho Carrington a la escritora Elena Poniatowska en una entrevista en 1957. Y cuando la periodista le sugirió que de todas formas se perderá el final de la película, la pintora respondió: “A mi edad lo que empieza a preocuparme no es el final de la película, sino "¿qué hay después de la película?”
Procedente de un familia inglesa muy acomodada, (su padre era uno de los mayores accionistas de Imperial Chemical Industries), los Carrington tuvieron cuatro hijos, siendo Leonora la única hija. Siempre fue una niña rebelde con una fuerte personalidad. De pequeña decía de sí misma "que era un caballo".

Fue también una mujer comprometida con su tiempo y desde los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, a partir del momento en que los nazis entraron en Francia el 24 de junio de 1940, denunció en las calles de Madrid a Hitler, a Franco y a Mussolini.

Siempre mostró su solidaridad con los judíos. El sufrimiento de Chiki, Emerico Imre Weisz, judío, fotógrafo, su marido y el padre de sus dos hijos Gaby y Pablo, está ligado a la guerra civil de España. Chiki fue quien salvó la maleta de los 3.500 negativos de Robert Capa (húngaro, amigo y judío como él) que hace más de un año aparecieron en la casa que compartió con Leonora Carrington en la calle Chihuahua, México D.F y que ahora son motivo de una película y un documental.
Leonora Carrington no era judía, pero jamás dejó de mostrar su rechazo a una de las grandes taras de la humanidad, el Holocausto.
Su nombre querdará siempre en la memoria de los amantes del arte por su inmensa obra marcada por el simbolismo y el misticismo.

Max Ernst solía nombrarla “ la novia del viento”. Octavio Paz la describía como “un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sombrilla que se convierte en un pájaro que se convierte después en pescado y desaparece”.
El gobierno de México le concedió en 2005 el Premio Nacional de Bellas Artes.
"LEONORA" de Elena Poniatowska
Elena Poniatowska publicó en este mismo año, 2011, una obra extraordinaria sobre la pintora. Su título: “Leonora”. Con ella ganó el premio Biblioteca Breve de novela.
El personaje de Leonora está tan bien dibujado que hace que vivas con ella sus alegrías, sus incertidumbres, su angustia, su inseguridad y también su genialidad. ¡Y Leonora tiene una vida apasionante!: sus contactos con el surrealismo, su apasionada relación sentimental con el pintor Max Ernst, su paso por el Madrid de la posguerra, su terrible encierro en un manicomio de Santander, su fuga a México del brazo de Renato Leluc, sus matrimonios, sus pinturas, sus amistades.
Leonora Carrington es una figura clave del movimiento surrealista, tanto como pintora como mujer. En la novela se narran hechos históricos que no tienen valor en sí mismos -aunque son importantes- sino que tienen como objetivo enmarcar la vida de la pintora en su siglo. Lo mismo ocurre con figuras conocidas del surrealismo - Dali, Pisasso, Breton, Max Ernst, Buñuel, Remedios Varo- y otras que no lo son tanto, pero que consiguen adentrarnos en un universo artistico y humano que muchos de nosotros solo conocemos superficialmente. El libro esta cuajado de expresiones maravillosas e ingeniosas que yo he ido subrayando mientra leía porque quiero recordarlas. 
Elena Poniatowska
Esto es lo que la propia Elena dice de su novela y de Leonora Carrington:

"Ante todo, "Leonora" es una novela. No es ni una crítica de la pintura de Leonora Carrington, ni una biografía. Es una obra basada en conversaciones que sostuvimos durante múltiples entrevistas, en los libros de la propia Leonora y en los que se han escrito sobre ella: el de Whitney Chadwick, el de Susan L. Alberth, el de Julotte Roche”.

Conocí a Leonora Carrington en los años cincuenta. La primera entrevista que le hice apareció en el periódico "Novedades", que ya no existe".

"A lo largo de los años, su casa en la calle de Chihuahua en la colonia Roma, se convirtió en la cueva de los sortilegios, una central de energía, una piedra imán. El té de Leonora, un filtro amoroso, un vuelve a la vida.
Con Chiki - su marido- coincidí en varias reuniones, donde él hacía su trabajo como fotógrafo. Era muy fácil reconocerlo por su gorra vasca y su timidez. Siempre se quedaba atrás y esperaba con gran dignidad a que los demás reporteros terminaran".
Lenora Carrington y su esposo Chiki Weisz
"Leonora" es una aproximación a lo que podría ser una exhaustiva biografía de Leonora Carrington. Si pudiera escribirla, lo haría con gusto, aunque esta novela puede estimular a otros a hablar de ella y convertirse en un surtidero de informaciones. En Leonora hay aún innumerables vertientes por descubrir".

"En estos últimos años he visitado a Leonora a menudo. Hablar con ella de su infancia fue sencillo. Yo le contaba de la mía y, a pesar de los quince años de diferencia en edad, había muchas semejanzas en la forma europea en que nos educaron".
"De algunos aspectos de su vida, Leonora, habló con facilidad; del Cardiazol en la clínica del doctor Mariano Morales en Santander, habló con verdadera angustia. Parecía estar denunciando la aplicación de esta droga que produce convulsiones que van mucho más allá del amour fou que predicaba André Breton. Al contármelo, buscaba mi indignación y solidaridad: "Me aplicaron tres inyecciones de Cardiazol", se abrían grandes sus ojos".

"De lo que no habló fue de Max Ernst. Cuando le pregunté si había sido su gran amor, respondió que cada amor era distinto; cuando le comenté que su matrimonio con Renato Leduc había sido sólo conveniencia, respondió: "Bueno, tampoco".

"También entrevisté a Gaby y a Pablo, guardianes del puente levadizo que lleva hacia su madre. Les di capítulos a leer de Leonora. Los dos hijos toman con paciencia el culto a su madre y estoy segura de que a veces esa devoción es un peso que cargan como una lápida sobre sus hombros. Además tienen su propia vida, su familia, su trabajo. La cuidan día y noche".
Leonora Carrington y sus hijos Pablo(filósofo y poeta) y Gaby (pintor y médico)
"La puerta que lleva hacia Leonora es estrecha. Pocos son los elegidos. Leonora, a veces, lamenta su soledad pero rehúsa a salir de ella. Le propuse ir a ver árboles al Desierto de los Leones, me respondió: "paso"; en otra ocasión, quise entusiasmarla con la película Young Victoria, pero tampoco se animó y, cuando le hablé sobre la posibilidad de recibir un visitante, respondió: "Sí, pero no cualquier visitante". Leonora ya no tolera las entrevistas. Lo único que acepta es ir a comer, en ocasiones, al Sanborn’s cercano a la plaza Miravalle, donde piafan los caballos de la Cibeles. Allá, las meseras la conocen, saben qué mesa prefiere y antes de que pida el menú ya le han traído sus invariables huevos a la mexicana y ni siquiera se termina los pocos frijoles refritos que acompañan al platillo". También ha aceptado comer en mi casa acompañada por Gaby Weisz, su hijo, y Pati, su nuera.
Renato Leluc
"De lo que no se había escrito antes es de la relación entre Leonora y Renato Leduc, el poeta irónico, certero y lúdico que la trajo a México. Mientras escribía la novela, tuve la suerte de que Patricia Leduc, hija de Renato, me regalara un par de fotografías inéditas que su padre había tomado a Leonora, así como una hermosa carta que la pintora le escribió a él y que aparece traducida en la novela".
 
"Leonora no es sólo un acto de amor sino también un homenaje a la vida y a la obra de esta mujer que ha hechizado a México con sus colores, sus palabras, sus delirios, sus arranques, sus historias. Trajo a nuestro país todos los recuerdos de sus vidas anteriores, todos los paisajes, los caminos bajo las acacias, todas las verduras que en México no se comían como los salsifis, las endivias, las alcachofas. Trajo a Simone Martini, a Piero della Francesca, al Bosco y a Grünewald. Pudo haber vivido en Inglaterra, su país de origen, en los Estados Unidos, en Francia o en España, pero es un privilegio saber que un artista de su altura haya decidido ser mexicana. La deuda con ella es inestimable".
La Jornada. 28 de febrero de 2011
"Pretendí rendirle con Leonora un homenaje, un tributo amoroso. Leonora nunca sacrificó su ser verdadero a lo que la sociedad convencional esperaba de ella, nunca aceptó el molde en el que nos cuelan a todos, nunca dejó de ser ella, escogió vivir en un estado creativo que hoy nos exalta y nos llena de admiración, defendió su talento desde la madrugada hasta el anochecer, primero contra su padre y después contra una clase social que pretendía imponerle leyes estrictas, las mismas que han impedido el florecimiento y la creatividad de hombres y mujeres de talento que finalmente se rinden y regresan al conformismo. Leonora Carrington nunca cedió, jamás le importaron las apariencias".

"Su imaginación fue más allá de las leyes, de los cartabones, del qué dirán. Su único rito fue tomar el pincel o tomar la pluma o guisar. Alguna vez puso a hervir al arzobispo de Canterbury en mole verde".
Elena Poniatowska. El País, 29 de mayo, 2011
Soy una gran admiradora de Elena Poniatowska y mi querencia no es sólo como escritoria sino como persona, pero os aseguro que estoy siendo objetiva: "Leonora" es un joya. Efectivamente, es una de esas novelas que uno, simplemente, no puede perderse.

También me encanta la pintura de Leonora Carrington y he tenido la suerte de poder ver muchas de sus pinturas en diferentes museos.

EJEMPLOS DE LA OBRA DE LEONORA CARRINGTON













LEONORA ESCULTURA











SOURCES:
http://carlosianni.com.ar/blog/etiqueta/1/artes_visuales.html
http://www.lajiribilla.cu/2007/n346_12/346_16.html
http://elperroandaluz101.blogspot.com/2007/06/la-trompetilla-acstica-de-leonora.html
http://www.jornada.unam.mx/2001/06/03/sem-leduc.htm
http://gradivaartetotal.blogspot.com/2008/09/leonora-carrington-cronologia.html
http://batalladepapel.blogspot.com/2010_03_01_archive.html
http://tallerdeencuentros.blogspot.com/2010/03/leonora-carrington-figura-fundamental.html


Yayoi Kusama, pintora japonesa

Se ruega no copiar esta entrada al pie de la letra. Gracias.
Yayoi Kusama nació en Matsumoto (Japón) en 1929. Hija de una familia adinerada de la provincia de Nagano, decidió estudiar arte en Kioto para escapar del conservadurismo de su familia.
Hoy en día es la artista viva más importante de Japón, tiene hoy 82 años y desde hace 34 reside, por voluntad propia, en un hospital psiquiátrico. Tiene un estudio en Tokio, cercano al psiquiátrico, en el que sigue trabajando. Y es que la enfermedad ha estado muy presente en su vida y en su obra. Desde pequeña ha tenido problemas mentales, episodios alucinatorios que le han servido como fuente de inspiración en toda su producción.

"Como artista pintar cuadros me produce una suma de gozo, vida y muerte. Supongo que puedo decir con toda sinceridad que mi forma de vivir como artista en lucha ha sido correcta". 
Artista inclasificable, inconformista, excéntrica, experimental, sorprendente, original, singular, inimitable. Profundamente conceptual y sin referentes que la ligaran a una corriente concreta, Kusama aprovechó esa libertad para pasear sus inquietudes por el minimalismo, el surrealismo, el pop art y el expresionismo abstracto. Pero, más allá de disciplinas y estilos, llama la atención el contundente carácter femenino y autobiográfico de sus obras, que le ha llevado a afirmar que, “si no llega a ser por el arte, me habría matado hace tiempo”.

 Ha adquirido celebridad por utilizar formas redondas, espejos, globos rojos, juguetes, representaciones casi infantiles en medio de los cuales se coloca ella misma. Sus obras de arte son consideradas únicas.
En 1957 abandona Japón. "Para un arte como el mío, Japón, resultaba demasiado pequeño, demasiado servil, demasiado feudal y demasiado desdeñoso con las mujeres. Mi arte necesitaba una libertad más ilimitada y un mundo más amplio". Con estas ansias de libertad llega a un Nueva York efervescente, en donde el pop está en pleno auge y Warhol era el ídolo en «Factory» y en «Studio 54». Y es entonces cuando una japonesa revoluciona la Gran Manzana con su excéntrico arte hecho con grandes pinturas, esculturas blandas e instalaciones con espejos y luces eléctricas. Rápidamente su obra la coloca como líder de la vanguardia creativa y los movimientos contraculturales. Su naturaleza obsesiva y su implicación política en contra la guerra de Vietnam, le llevan a protagonizar extravagantes actuaciones, a menudo desnuda, en lugares públicos como Central Park y el Puente de Brooklyn.
Sus dieciséis años residiendo en EE.UU no le trajeron bonanza económica ni salud mental porque algunas de estas actuaciones radicales no fueron aceptadas de buen grado por el mundo del arte americano. Fue apartada del centro de atención y con ello se agravó su depresión nerviosa.
Sin fondos y sintiéndose enferma, en 1973 retornó a Japón y, por decisión propia, se recluyó en el hospital psiquiátrico en el que vive desde entonces.
Después de su vuelta a Japón, dejó parcialmente el arte para concentrarse en la escritura. Publicó varias novelas - la más famosa  "Manhattan Suicide Addict (1978)"- y escribió también poesía. Finalmente regresó a la producción pictórica y escultórica.
POLKA DOTS
Apenas comenzada su carrera artística, comenzó a cubrir toda clase de superficies con los “polka dots” (lunares) que, con el tiempo, se convertirían en su marca registrada. Ella los llama “infinity nets”, es decir, redes de infinito.


"Pinté sin parar día y noche los mismos motivos sobre un lienzo de diez metros de largo. El cuadro carecía de composición. Cuando estaba a punto de terminarlo sentí que había encontrado mi camino como artista y que los puntos habían cobrado su ser. Como estaba tan inmersa en mi trabajo me sentí suprimida, anulada dentro de las redes de puntos". Lo que más recuerdo de aquella época en Nueva York son las redes de puntos blancos que me envolvían hasta el infinito haciéndome su prisionera".
En recientes instalaciones ha cubierto con "polka dots" todo tipo de superficies, como se pudo ver en la bienal de Singapur donde pintó los árboles de rojo y los moteó de lunares blancos. Ha utilizado los polka dots en montajes o salas y tiene esculturas u objetos de diseño con ese motivo en distintas variaciones, siempre con colores vibrantes. Ella misma suele vestir con llamativos trajes de lunares y pelucas de colores intensos. "Los Polka Dots aparecen en muchas de mis alucinaciones infantiles. Los he transferido al lienzo para ejercer mi creatividad", dice Yayoi Kusama.
Repeticiones, acumulaciones y diseños psicodélicos se mezclan con el feminismo, minimalismo, surrealismo y pop art de la obra de Kusama, quien indudablemente continúa sorprendiendo al mundo con sus intrigantes y contradictorias instalaciones.

Ha expuesto en los mejores museos del mundo: Whitney Museum of American Art (Nueva York),  Museum of Modern Art-MOMA (New York), Hirshhorn Museum and Sculpture Garden (Washington), The National Museum of Modern Art (Tokio), Museum of Contemporary Art (Tokio) y Reina Sofía de Madrid entre muchos otros.

Ha recibido numerosas distinciones, tanto en Japón como en el extranjero: la Orden de las Artes y Letras francesa en 2003, el Praemium Imperiale japonés en 2006, dentro de la categoría de pintura.
Y ya para finalizar, se me ocurre una pregunta: ¿Lady Gaga se habrá inspirado en su estilo en sus comienzos? Y en España, ¿Ágata Ruíz de la Prada le habrá copiado sus lunares? Sólo son ocurrencias mías......
Más fotografías de su obra:













Source:
http://www.yayoi-kusama.jp/e/information/index.html