viernes, 7 de enero de 2011

Historia de la caja fuerte en Shanghai

Imagen: Eva Rodríguez Braña

Imagen: Eva Rodríguez Braña

Imagen: Eva Rodríguez Braña

Imagen: Eva Rodríguez Braña
Creo que una de las cosas más divertidas que me pasó en Shanghai fue el tema de la caja fuerte.  Cuando llegué al hotel de la universidad, comprobé que no tenía un lugar seguro para dejar las cosas importantes. Y fui directamente a la recepción para dejar el pasaporte, tarjetas de crédito, dinero, etc, en la caja fuerte del hotel. 
Y así empezó la odisea de explicarle a la recepcionista - que hablaba unas 10 palabras de inglés y, claro, yo no decía ni "pío" en mandarin -que necesitaba un lugar seguro para depositar mis cosas. Hice tanta mímica que creo que llegué a hacer el ridículo y finalmente entendí que el hotel no disponía de ningún sistema de seguridad. No obstante, la recepcionista me explicó como pudo que no me preocupara y tomó todas mis cosas y las envolvió en las páginas de un periódico, pegó todo con pegamento -aquí no se utiliza el celo- y las colocó en una repisa a la vista de todos. Me explicó que todo quedaba seguro allí.
Yo creí que, o ella no me había entendido a mi o yo no la había entendido a ella. Como no había manera de comunicarse,  me acerqué a la repisa, cogí el paquete, lo deshice, y haciendo mucha mímica traté de explicarle que estaba tratando de evitar que mis cosas desaparecieran. Y la chinita toda paciente, volvió a coger otro periódico, envolvió mis cosas nuevamente, pegó el paquetito bien pegado y lo colocó en la misma repisa.  Entonces llamé por teléfono a la profesora de la universidad, que iba a ser mi mentora cultural, y le expliqué el problema. Ella me dijo que el procedimiento era correcto y seguro.
Volví a coger el paquetito, y tal como estaba envuelto en el periódico, me lo llevé porque pensé que la repisa de mi habitación era igual o más segura que la de la recepción !no te joroba! Al día siguiente fui al banco a alquilar una caja fuerte, firmé un contrato de tres páginas totalmente en mandarín, estuve desde las 9.00 a las 11.30 para hacer la operación y salí pensando que a lo mejor lo del periódico y la repisa eran el sistema correcto. Al final  de mi estancia recuperé todas mis cosas y aún conservo como souvenir el contrato de la caja fuerte escrito en mandarín, que firmé sin entender una palabra.

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