viernes, 2 de septiembre de 2011

Magritte, el pintor imposible

No puedo negar que me gustan bastante los surrealistas. No todos, pero tengo muchos pintores favoritos dentro de esta corriente. Y aquí va otro que tengo en la lista de preferidos.

René Magritte (Lessines 1898 - Bruselas 1967). Pintor belga considerado como uno de los grandes representantes del surrealismo.

En 1912 se suicidó su madre ahogándose en el río Sambre y este hecho trágico marcó el carácter y la pintura de Magritte.
En 1916 da sus primeros pasos como pintor en la Academia de Bellas Artes de Bruselas.

A principios de los años veinte Magritte se gana la vida diseñando papeles pintados para la casa Peeters-Lacroix y haciendo dibujos publicitarios.

En 1922 se casa con Georgette Berger, una amiga de su juventud, quien le sirve de modelo.
Se toma 1923 como la fecha clave en su evolución artística. Después de varias tentativas en distintas corrientes vanguardistas, Magritte, tras observar “Canción de amor” del metafísico y pre-surrealista De Chirico, queda profundamente impresionado y se libera de las influencias anteriores, preocupándose - como aquel-por el espacio perspectivo y lo irracional.
En 1926 conoce al líder de los surrealistas André Breton y a su grupo.

En 1927 se establece en las cercanías de París y participa, durante los tres años siguientes, en las actividades del grupo surrealista ( Éluard, Breton, Arp, Miró y Dalí). Aporta al Surrealismo parisino un resurgimiento del ilusionismo (*). Magritte usa la pintura para expresar agudeza, ironía y un espíritu de debate. La relación con los surrealistas fue constante hasta su muerte, aunque no estuvo exenta de tensiones y distanciamientos.

(*)El estilo ilusionista se llevó a cabo entre los años 80 y 20 a.C., y consistió básicamente en la representación de elementos arquitectónicos dispuestos para crear ilusión espacial junto a escenas mitológicas y paisajes. Este estilo buscaba la imitación de elementos arquitectónicos por medios pictóricos. Pintaban sobre el plano creando una ilusión espacial que sugería la perspectiva a través de las luces y las sombras, el claroscuro y el color.
La Segunda Guerra Mundial significa un punto muerto en su carrera ascendente. Al término de la misma ingresa en el Partido Comunista de Bélgica, donde ya había militado dos veces en la década anterior, pero las posiciones reaccionarias del partido en materia artística lo apartan pronto de él. A la vez que prosigue su obra pictórica reemprende el activismo surrealista con manifiestos y panfletos en los que sigue colaborando con los viejos compañeros del grupo surrealista belga, como Nougé, Scutenaire o Mariën.
La obra de Magritte es una permanente invitación a la reflexión a partir de los objetos más cotidianos. Por ello, a su obra a veces se la califica de "realismo mágico"(*)

(*)¿Qué es el realismo mágico?
Es una tendencia que no es exclusivamente latinoamericana ni exclusivamente literaria y que se manifiesta tanto en la pintura como en la literatura de Europa, Estados Unidos y América Latina entre 1918 y el presente.

Simplificando, podemos decir que el realismo mágico consiste en la introducción por un artista o autor  - con un estilo aparentemente sencillo y preciso- de un elemento inesperado y/o improbable en una obra predominantemente realista, que crea un efecto extraño o maravilloso y deja al espectador o al lector desconcertado, aturdido o agradablemente maravillado.


¿Cuál es la diferencia entre el realismo mágico y el surrealismo?
El realismo mágico trata de lo improbable; el surrealismo, de lo imposible. Un pintor surrealista como Magritte emplea la misma técnica precisionista de los mágicorrealistas, pero incluye en sus cuadros yuxtaposiciones imposibles (la locomotora que sale de una chimenea, por ejemplo). En cambio, la presencia de una culebra en la escalera de una casa de apartamentos en un cuadro del francés Pierre Roy, es totalmente inesperada, improbable, pero no imposible. El mágicorrealista descubre el elemento mágico en la vida sin deformarla. El surrealista se entrega mucho más a las deformaciones oníricas.

Partiendo de la metafísica de De Chirico asocia de manera libre e inesperada elementos que no tienen relación entre sí pero con los que consigue una extraña sensación de misterio. A Max Ernst le debe la introducción de imágenes cotidianas realizados con una pintura simple de fondos planos y colores claros.
Sus fantásticas obras expresan su sentido del misterio del mundo por medio de la irracional yuxtaposición de objetos en una atmósfera silenciosa.
Expone por primera vez en Nueva York en 1936, alcanzando fama mundial. Recibe el Premio Guggenheim en 1956.

Viaja por primera vez a Estados Unidos en 1965, con motivo de una retrospectiva que el Museo de Arte Moderno de Nueva York le dedica.

Durante el año siguiente viaja a Israel.

Muere en Bruselas el 15 de agosto de 1967, pocos días después de la inauguración de una importante muestra de su obra en el Museo Boymans Van Beuningen de Róterdam.


































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