La cultura milenaria de China se puede apreciar en muchos aspectos de este enorme país, pero hay veces que uno piensa que algo de lo que entendemos por cultura se les perdió por los vericuetos de la historia. Y desde luego, uno de ellos tiene que ver con los buenos modales en la mesa, aunque ellos dicen que los perdieron en la Revolución Cultural. “Ay, Mao, Mao, seguro que no tenías modales en la mesa!”
Imagen:Eva Rodríguez Braña
Sin más preámbulos: ¡Vamos a por la clase práctica!
Ya estamos todos sentados (las mesas suelen ser casi siempre redondas), con el plato giratorio en el medio, los palillos en el reposa-palillos, un vasito para el té, un platito para no sé qué y un tazón. Eso sí, todo bien juntito y apiladito, no vaya a ser que te lo quiten. Servilletas, sólo en los hoteles elegantes. Pero como hacen las mangas de las chaquetas bastante amplias, se puede tirar de manga.
Llega el camarero trayendo los dos o tres primeros platos para compartir ( puede verse algún ejemplo en las fotos, aunque sé que entendéis que no puedo ir cámara en ristre porque, no probar la comida y sacar fotos, ya sería visto como una provocación). ¡A lo que vamos!, colocan las fuentes en el centro y, nada más empezar, uno ya se queda atónito contemplando como los chinos, empuñando los palillos diestramente y todos a la vez, atrapan unas cantidades de comida de ver y no creer, inclinan la cabeza casi hasta rozar el tazón y engullen la comida emitiendo toda clase de ruidos conocidos y desconocidos; luego ya se sientan rectos para masticar más cómodamente. Lo de masticar también tiene su ciencia: hay que hacerlo con la boca bien abierta y emitiendo todos los chasquidos que uno sea capaz, porque eso quiere decir que se está disfrutando mucho de la comida.
Imagen: Eva Rodríguez Braña
Mientras masticas, y para entretenerse (¡digo yo!) utilizan los palillos para revolver la comida de los otros platos, se pasan comida….bueno, vamos, ¡están activos! Y luego llega la sopa y ¡zas! todos los palillos dentro del gran tazón al mismo tiempo. Es como si pescaran en una piscinita y sacaran cosas que chorrean caldo, y luego ya repiten el proceso: se inclinan, engullen y luego se colocan rectos para masticar con la boca abierta. Y cuando terminan la parte sólida, sacan el caldo y se lo beben con sonoros sorbos, chasqueando bien la lengua. Si ha caído algo, no pasa nada, porque para eso están las mangas de la chaqueta.
Imagen: Eva Rodríguez Braña
Y llega el pescado. Nunca le quitan las espinas, con lo cual es un engorro, pero no para ellos: cogen un gran trozo entre los palillos y le quitan las espinas con los dientes, a la vez lo comen….!buf! es una ciencia. Yo no lo intento porque me podría hecha un asco…..!!
Como yo quedo un poco acobardada (porque no terminó de encontrar el gusto por la comida y porque no soy diestra con los palillos), ellos muy amables, “pescan” por mi y encuentro el tazón lleno de unas cosas que no apetece comer, los ajos en el platito, el pescado encima de la sopa….. y, bueno, ya no me queda más remedio que contarles la archisabida y recurrida explicación sobre que la cocina china es tan compleja que necesita un tiempo para desarrollar el gusto por ella, que no es innato, pero una vez que lo desarrollas, no paras de comer..!jesús, lo que hay que hacer para sobrevivir!
Imagen: Eva Rodríguez Braña
No hay postre (¡qué bobos que son, con lo buenos que están!) por lo que luego ya viene el reparto de palillos de dientes y todo el mundo se dedica a ese menester por un buen rato y luego ya nos levantamos y nos vamos, pero sigue el chasquido de la lengua durante unos 5 minutos más ¡ qué aproveche! porque nada más llegar a casa me hago un sándwich aunque sea de queso…. ¡ahora que ya tengo cuchillo!
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