sábado, 28 de mayo de 2011

Yayoi Kusama, pintora japonesa

Se ruega no copiar esta entrada al pie de la letra. Gracias.
Yayoi Kusama nació en Matsumoto (Japón) en 1929. Hija de una familia adinerada de la provincia de Nagano, decidió estudiar arte en Kioto para escapar del conservadurismo de su familia.
Hoy en día es la artista viva más importante de Japón, tiene hoy 82 años y desde hace 34 reside, por voluntad propia, en un hospital psiquiátrico. Tiene un estudio en Tokio, cercano al psiquiátrico, en el que sigue trabajando. Y es que la enfermedad ha estado muy presente en su vida y en su obra. Desde pequeña ha tenido problemas mentales, episodios alucinatorios que le han servido como fuente de inspiración en toda su producción.

"Como artista pintar cuadros me produce una suma de gozo, vida y muerte. Supongo que puedo decir con toda sinceridad que mi forma de vivir como artista en lucha ha sido correcta". 
Artista inclasificable, inconformista, excéntrica, experimental, sorprendente, original, singular, inimitable. Profundamente conceptual y sin referentes que la ligaran a una corriente concreta, Kusama aprovechó esa libertad para pasear sus inquietudes por el minimalismo, el surrealismo, el pop art y el expresionismo abstracto. Pero, más allá de disciplinas y estilos, llama la atención el contundente carácter femenino y autobiográfico de sus obras, que le ha llevado a afirmar que, “si no llega a ser por el arte, me habría matado hace tiempo”.

 Ha adquirido celebridad por utilizar formas redondas, espejos, globos rojos, juguetes, representaciones casi infantiles en medio de los cuales se coloca ella misma. Sus obras de arte son consideradas únicas.
En 1957 abandona Japón. "Para un arte como el mío, Japón, resultaba demasiado pequeño, demasiado servil, demasiado feudal y demasiado desdeñoso con las mujeres. Mi arte necesitaba una libertad más ilimitada y un mundo más amplio". Con estas ansias de libertad llega a un Nueva York efervescente, en donde el pop está en pleno auge y Warhol era el ídolo en «Factory» y en «Studio 54». Y es entonces cuando una japonesa revoluciona la Gran Manzana con su excéntrico arte hecho con grandes pinturas, esculturas blandas e instalaciones con espejos y luces eléctricas. Rápidamente su obra la coloca como líder de la vanguardia creativa y los movimientos contraculturales. Su naturaleza obsesiva y su implicación política en contra la guerra de Vietnam, le llevan a protagonizar extravagantes actuaciones, a menudo desnuda, en lugares públicos como Central Park y el Puente de Brooklyn.
Sus dieciséis años residiendo en EE.UU no le trajeron bonanza económica ni salud mental porque algunas de estas actuaciones radicales no fueron aceptadas de buen grado por el mundo del arte americano. Fue apartada del centro de atención y con ello se agravó su depresión nerviosa.
Sin fondos y sintiéndose enferma, en 1973 retornó a Japón y, por decisión propia, se recluyó en el hospital psiquiátrico en el que vive desde entonces.
Después de su vuelta a Japón, dejó parcialmente el arte para concentrarse en la escritura. Publicó varias novelas - la más famosa  "Manhattan Suicide Addict (1978)"- y escribió también poesía. Finalmente regresó a la producción pictórica y escultórica.
POLKA DOTS
Apenas comenzada su carrera artística, comenzó a cubrir toda clase de superficies con los “polka dots” (lunares) que, con el tiempo, se convertirían en su marca registrada. Ella los llama “infinity nets”, es decir, redes de infinito.


"Pinté sin parar día y noche los mismos motivos sobre un lienzo de diez metros de largo. El cuadro carecía de composición. Cuando estaba a punto de terminarlo sentí que había encontrado mi camino como artista y que los puntos habían cobrado su ser. Como estaba tan inmersa en mi trabajo me sentí suprimida, anulada dentro de las redes de puntos". Lo que más recuerdo de aquella época en Nueva York son las redes de puntos blancos que me envolvían hasta el infinito haciéndome su prisionera".
En recientes instalaciones ha cubierto con "polka dots" todo tipo de superficies, como se pudo ver en la bienal de Singapur donde pintó los árboles de rojo y los moteó de lunares blancos. Ha utilizado los polka dots en montajes o salas y tiene esculturas u objetos de diseño con ese motivo en distintas variaciones, siempre con colores vibrantes. Ella misma suele vestir con llamativos trajes de lunares y pelucas de colores intensos. "Los Polka Dots aparecen en muchas de mis alucinaciones infantiles. Los he transferido al lienzo para ejercer mi creatividad", dice Yayoi Kusama.
Repeticiones, acumulaciones y diseños psicodélicos se mezclan con el feminismo, minimalismo, surrealismo y pop art de la obra de Kusama, quien indudablemente continúa sorprendiendo al mundo con sus intrigantes y contradictorias instalaciones.

Ha expuesto en los mejores museos del mundo: Whitney Museum of American Art (Nueva York),  Museum of Modern Art-MOMA (New York), Hirshhorn Museum and Sculpture Garden (Washington), The National Museum of Modern Art (Tokio), Museum of Contemporary Art (Tokio) y Reina Sofía de Madrid entre muchos otros.

Ha recibido numerosas distinciones, tanto en Japón como en el extranjero: la Orden de las Artes y Letras francesa en 2003, el Praemium Imperiale japonés en 2006, dentro de la categoría de pintura.
Y ya para finalizar, se me ocurre una pregunta: ¿Lady Gaga se habrá inspirado en su estilo en sus comienzos? Y en España, ¿Ágata Ruíz de la Prada le habrá copiado sus lunares? Sólo son ocurrencias mías......
Más fotografías de su obra:













Source:
http://www.yayoi-kusama.jp/e/information/index.html

1 comentario:

  1. Interesantísimo tu blog. Iré viendolo de a poco, para poder " exprimirlo".Te invito a conocer el mío. www.gracielaforadori.blogspot.com
    Saludos desde Argentina. Graciela

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